Jenny era una chica de clase alta de México, una chica guapa, hija de un americano que fue a vivir a México por cuestiones de negocios, Jenny había nacido en México, y su aspecto era del típico de varias chicas estadounidenses, rubias y delgadas, tenia mucho éxito con los chicos.

Jenny siente como le cae encima cuerpo un chorro de agua helada, y un grito, -Despertad flojos. Estaba dentro de una jaula donde no se podía ni mover, noto que estaba desnuda, miro hacia los lados y vio varios chicos y chicas parecidas a ella, rubias, algunos con cuerpo atlético, otros delgados fibrados, y de buen ver.

Entra un africano, dándoles la bienvenida a su nueva vida. Que por sus familiares, no se preocuparan, que los habían hecho pasar por secuestrados, y luego por muertos, así que no los buscarían más. Les dijo que estaban en un lugar en el África, que no les dirían concretamente donde. Pero que posteriormente iban a ser preparados para ser vendidos en el mercado de esclavos a la poca gente que podía pagar por ellos en esas tierras.

Le toco el turno a Jenny, quien de inmediato sintió unos fuertes deseos de vomitar, fue también encerrada, y ahí vomito, se le aflojo el estomago, y también no paraba de dejar de orinar. Estuvo encerrada varias horas dentro de esa celda con todos sus fluidos corporales.
Por fin fue sacada para pasar a la segunda etapa, la limpieza de cuerpo, con una manguera a presión y agua helada la mojaron para pasar posteriormente a llenarle el cuerpo de jabón y una maquinilla de afeitado, dejando todo su cuerpo totalmente sin un pelo menos en la cabeza.
Cuando ya estaban todos preparados, un negro muy grande que parecía el jefe, les hablo. Nuestros clientes prefieren mercancía que sea virgen, bueno eso es difícil hoy en día. Las chicas tienen suerte, da igual que lo sean o no, incluso que el ano no sea virgen, pero los varones no, por esa razón, tratamos de escoger que todos ustedes sean hetero, pero si alguno de ustedes no cumple con esto, es decir que su culo haya sido penetrado, y no tengan salida en el mercado van a ser las hembras de mis mascotas, una pareja de perros rotwailer.

Bueno, veo que todos ya están listos para el día de mañana ser subastados. Se retira el africano, dando la instrucción, -Meterlos en las jaulas. Y así lo hicieron.
Jenny paso muy mala noche, con el estomago vacío, deshidratada, y en una posición muy incomoda, pero se imaginaba que así seria su vida de ahora en adelante.

Pasaron abriendo las jaulas una a una, los iban llevando por parejas al área de exhibición. Era el turno de Jenny, la tomaron de una oreja para que se levantara, llegaron a un salón con unas argollas colgando del techo, donde estaban colocados ya algunos de los esclavos, y como es de esperar, a Jenny la colocaron en dichas argollas, con los brazos en alto, y también unas argollas en los pies para que tampoco pudiera moverse.

Solo quedaba ella de las chicas, tres chicos, cuando se acerca un cliente y pregunta, y ¿esta flacucha?.
Parece que no se vendió, acaso ¿le puede interesar a usted Señor?
Pues si me haces una buena oferta, puede que me la lleve, rebájame el 50%.
Señor, eso es mucho, le puedo rebajar un 30%
El 50% o nada
Señor, sus pechos tienen un buen tamaño.
Eso no me importa, ya sabes como quiero a los esclavos.
Bueno Señor, el 40% de descuento es lo más que puedo ofrecerle.
Esta bien, me la llevo, solo porque necesito a alguien para la limpieza de mi casa, ya que si me la llevo para trabajar, no me serviría, es demasiado flaca.
Correcto Señor, solo recuerde que para que se los lleve como usted quiere tiene un cargo extra. Ya lo sé, dijo el comprador
Muy bien Señor, pase a liquidar la cuenta, y vamos preparando para que pruebe lo que usted necesita, y como ya sabe, le será entregado mañana en la ceremonia de entrega con sus respectivas marcas.
Paso a liquidar, y después te doy el comprobante de pago para entrar a la sala de operaciones.
Jenny fue desatada, quería gritar de horror, pero todavía tenia esa mordaza en su boca que no le permitía que escapara sonido alguno.
Entraron a una habitación tipo calabozo, nuevamente la encadenaron en una incomoda cama de piedra, de manera que no podía moverse ni un milímetro. Junto a ella un chico bastante guapo, rubio y fornido
Se acerca el comprador, y le dice al chico, tendrás las últimas erecciones de tu vida, y naturalmente, la última vez que te vas a correr, así que espero que lo disfrutes al máximo.
El nuevo amo, se dispuso a poner unas botas industriales con casquillo de metal, le acercaron una crema, y un aparato de descargas eléctricas.
Empezó a masturbarlo, logrando del chico una tremenda erección, cuando el amo se detiene, y descarga varias patadas con tremenda fuerza sobre los huevos del esclavo, logra bajar su erección. Y nuevamente continua masturbándolo, hasta conseguir nuevamente otra erección se vuelve a detener, ahora descargas eléctricas por el pene y los huevos, se desmaya por el dolor, después de un tiempo vuelve en si, y nuevamente empiezas el juego, otra erección. Y se detiene, esta vez se pone unos guantes tipo cirujano, y le embarra esa crema por todo el pene, huevos, y en el pecho, parecía que le había quemado la piel donde puso esa crema. Finalmente siguió jugando hasta que se corrió.
Perfecto, ahora pueden proceder a la castración, para mañana en la ceremonia de marca y entrega, quiero que use esta prenda, ya que será la única prenda que usara por el resto de su vida. Era una especie de tanga suspensorio de cuero. Tapando adelante, y dejando atrás completamente descubierto. El joven comenzó a llorar pensando en lo que iba a ocurrir.
Y la chica, preguntó el negro. Hacer con ella lo que queráis, pero no la dejéis preñada, ya que en ese caso os la devolveré, luego inutilizarle el clítoris.
Alguna prenda para ella, pregunto el jefe. No, dijo el hombre, en mi casa las mujeres están desnudas.

El chico, después de la castración, fue colocado nuevamente dentro de su jaula; le salían lagrimas de sus ojos, y quería gritar por la parte del cuerpo que le habían mutilado, cosa que aun se lo impedía por la mordaza que tenia en su boca.
Llegó el turno de Jenny, el jefe de los tratantes de esclavos la saco de la jaula y la ato a mesa de piedra. Te has portado bien, le dijo, no has protestado ni has intentado luchar contra tu violación. Como tu amo dijo que te inutilizara el clítoris en lugar de que te hiciera una ablación, es lo que voy a hacer. En un futuro podrás disfrutar de algo de sexo, pero que no te vea ni se entere tu comprador.
En un pequeño cuenco con brasas calentó una fina y estrecha pieza de hierro, luego la acerco a la entrepierna de la chica, esta noto el calor entre sus muslos, quería gritar pero como esta amordazada no pudo. El negro aplicó varias veces el hierro sobre el clítoris de Jenny. Está lloraba horrorizada y dolorida. Cuando termino su trabajo, la puso una especie de emplaste oscuro. Esto te aliviara y evitara infecciones. Dentro de un tiempo podrás masturbarte, aunque no será igual que antes, pero recuerda que no se entere tu amo.
Esa noche apenas pudo dormir. Pero termino dormida debido al cansancio, la falta de alimento y bebida.
A la mañana siguiente, nuevamente llegaron los africanos para prepararlos para la ceremonia, una vez más les bañaron a todos con agua fría a presión, y nuevamente fueron rasurados del cuerpo.
Fueron pasando conforme fueron vendidos, y obviamente a Jenny le toco hasta el final.
Jenny fue llevada al lugar de marca y entrega. Lo colocaron en una piedra parecida a la de la noche anterior, solo que ahora era de mármol blanco, y al lado había una hoguera, y al otro lado un sillón tipo trono medieval; sentado en ese trono estaba ese hombre que lo había comprado.
Una vez que fue totalmente inmovilizada, le pasaron por la cara un hierro de esos que utilizan para marcar al ganado. Vio a varios esclavos con la figura que le mostraron, marcada en el trasero. Tembló, trato de zafarse pero era imposible, estaba perfectamente atado.
El africano que le pasó el hierro por la cara, para que viera que tendría una marca igual a la de los otros esclavos que había comprado ese hombre. Puso el hierro en la hoguera hasta que se puso al rojo vivo. Y lo estampo en el trasero de Jenny, olía a carne quemada. Trato de dar un grito fallido, ya que aun seguía amordazada.
El amo dijo, suficiente, bueno, llévenlos a todos al camión, donde serán conducidos a su nuevo lugar de trabajo, la flacucha, amárrenla y póngala en la cajuela de mi coche. Ya que esta no creo que sirva para trabajo pesado, ira a trabajar para atender a mi persona y mi casa.