domingo, 27 de noviembre de 2011

EN LA CUADRA

Quede con mi Ama en pasar un puente en su finca de campo. Para mi no es fácil conseguir algunos días para hacer un pequeño viaje, por mi trabajo. Esto lo sabia mi Dueña, así que cuando le comunique que el próximo puente estaba a su disposición, sus ojos brillaron y una sonrisa se dibujo en su rostro. Me dijo la forma de llegar y la orden de que cuando llegara seria recibido por una criada, que la obedeciera, que era una criada y no una esclavo como era yo. Terminé mi primer día del viaje en un camastro, desnudo con una máscara, y con un cinturón de castidad que mantenía un pulg en el interior de mi ano. Eso es lo que me hizo la criada, por orden de mi Ama, a la que yo esperaba y deseaba, pero esa primera noche no la vi. Lo siguiente es lo que me aconteció.

Profunda y relajadamente dormía cuando esa hija de ..., de criada, o de lo que fuera, me despertó con un fustazo, me acorde de sus muertos y ...., con la sana intención de pegarle un puñetazo en la cara. Consciente ya retomé mi situación de esclavo, asumí mi rol, pensando ¿qué hace mi Ama? ¿Dónde está?, Pero algo supe rápido, esta cabrona está a cargo y más me vale obedecer.

Su voz sonó seca diciéndome "perra, levanta y ve a la ducha", le seguí y llegamos. Pensé ¿esto es una ducha?, Un cuarto sin nada, solo un desagüe en el suelo. Entré, se me olvidó, ya totalmente desnudo, e inmediatamente la cabrona con una manguera de agua a presión empezó a castigarme. Me tiró un estropajo de esparto y una pastilla de jabón para que me frotara el cuerpo duramente. Una vez enjabonado me ordenó que me doblara y tocara con mis dedos los pies. Sentí como introducía la manguera en mi culo y el agua entraba en mi interior, lógico cuando no cabía más salía acompañada mis excrementos. Así me mantuvo hasta que se aseguró que estaba limpio por fuera y por dentro. Obligándome después a una depilación exhaustiva de todo el cuerpo.

Una vez seco, me puso de nuevo el collar, el cinturón de castidad con su correspondiente pene, arneses en muñecas y tobillos y un tensor que de la parte trasera de mi collar, lo enganchó al cinturón. Esto me obligaba a estar mas derecho que una vela y tener curvada mi espalda hacia atrás.

Me tuvo toda la mañana, ordenándome hacer de todo; limpiar el polvo, llevar cosas de aquí para allá, pelar patatas, etc., todo esto recibiendo de vez en cuando un fustazo. Esa hija de ..., disfrutaba al máximo torturándome. Bueno tengo que decir que me hacía sentir completamente excitado, pero yo deseaba que fuera mi ama que me obligara a hacerlo.

Ya sobre el medio día, me liberó de todos los arreos, como descansé llegue a pensar que empezaba a tenerme consideración, que equivocado estaba. Me llevó a mi celda, había una mesa y como no, una banqueta con un falo en el centro. Me obligó a sentarme sobre el terrible falo, el cual cuanto más me sentaba, mas me dolía. Una vez sentado me puso un plato que diría yo que sería un puré, podía ser cualquier cosa. En mis pensamientos me dije esta hija de ...., podrá ser una ama dura pero cocinar una mierda.

Se acercó a mi diciéndome "come ahora pues tardarás en volver en ingerir algo". Eso hice, tenía hambre y comprendí que tendría razón, de todas forma yo tengo buena boca.

Una vez comí me llevó a una habitación en el sótano en la cual yo no había estado. Nada mas entrar comprobé que estaba llena de aparatos de tortura, se me encogió el ombligo, había de todo, potro, banco de estiramiento, ruedas, grandes y pequeñas, y algo que me dejó helado, un brasero con patas y carbón apagado en su interior, que contenía un hierro que supuse era para marcar esclavos.

Me obligó a subirme en el banco de estiramiento y sacó de un cubo con agua cuatro correas, atándome con cada una de ellas los pies al final del banco, las muñecas a un torno delantero. Empezó a darle vueltas al torno hasta que me dejó bien estirado, pero bajo mi asombro, no ejerció mucha presión.

Vi como se ponía unos guantes de latex y se acercó por detrás, ya no la veía pero noté como lubricaba mi boquete. Introdujo primero dos dedos, los sacó y me engrasó mas, después tres dedos, imaginé lo que pretendía. Siguió lubricando mi interior hasta que noté como entraba su puño, por mucho lubricante lancé un grito de dolor y estuve a punto de perder el conocimiento. La hija de la gran ..., no se inmutó siguió hurgando en mi interior y empecé a notar como se me ponía erecta, tocaba por dentro y tenía sensación de correrme que estaba haciendo, yo estaba entre asustada y gozosa. Cuando notó mi placer sacó el puño y me dejó.

Se despidió de mi diciendo "espero que descanses, te espera una noche muy larga, me voy tengo cosas que hacer, yo descansé, pero antes de irse comentó "no pienses que no te he estirado lo suficiente, las correas que te sujetan son de una piel que mojada dan mucho de sí, conforme se vallan secando se encogerán mucho, entonces verás como tiran, cuando venga seguro que has crecido dos centímetros".

Me quedé dormido estaba dolorido y cansado pero creo que no pasó mucho hasta que sentí como poco a poco, muy lentamente mis brazos y piernas empezaban a sentir como las correas tiraban de mis extremidades. Minuto a minuto la presión era mayor, el dolor cada vez se hacía más intenso, el sudor cubría mi cuerpo y empezaba a sentir el crujir de mis huesos. Siempre tuve miedo de que en una sesión, mi ama se sobrepasara y me causara daños irreparables, me consolaba diciéndome que serían gente experta y que sabían lo que hacía, pero solo en el potro y sufriendo tal estiramiento empezaba a dudar.

No se cuanto tiempo estuve, entre el dolor, el miedo y el placer hasta que por fin llegó la puta sirvienta, me desató ordenándome bajara del banco, no podía mis piernas no respondían hasta que logré ponerme en pié, me miró y dijo "seguro que has crecido dos centímetros.

Me llevó de nuevo a la ducha y cuando me sequé me dio un aceite para que me untara en todo el cuerpo, me puso el collar, los arreos de manos y pies colgándome de la cadena que había en el techo. Estirado nuevamente esperé hasta que apareció con unos pantalones cortos muy cortos, al menos pensaba dos tallas menos de la mía y pensé, esta tía ni sabe cocina ni sabe medir, donde coño me va a poner esos pantalones.

De cerca y cuando vi los pantaloncitos observé que en su interior tenían un falo de grandes dimensiones y en vez de cremallera tenía un cordón para ajustarlos. Los introdujo por los pies y empezó a ajustarlos introduciendo el pene en mi culo, forzando su subida. A pesar de mi escepticismo aquello cedía e iba ajustándose a mi cuerpo, una vez llegó a la cintura el pene estaba totalmente en mi interior y comenzó a tirar de los cordones cerrando y apretando a extremo mi cintura. Una vez ajustados, las nalgas del culo sobresalían con una sexualidad increíble, si me movía el falo causaba estragos y excitación en mi interior.

De esa guisa me llevó al amplio comedor de la casa, en el centro, una gran mesa preparada para varios comensales, a cada lado de la sala había dos columnas separadas una de otra a mas de cuatro metros. Me llevó a un extremo sujetándome las muñecas a cada columna, lo mismo que los tobillos, con las famosas correas mojadas. Sacó una prensa que consistía en dos palos delgados unidos por dos tornillos.

Cogiendo una de las anillas de mis pezones tiró causándome un dolor insoportable, puso un extremo de la prensa lo mas adentro posible de forma que el pezón sobresalía de la prensa y empezó a apretar el tornillo hasta conseguir que el pezón se hinchara como un globo. Mis gritos no la inmutaban y siguió la operación con el otro pezón. La prensa era más ancha que la separación natural de mis pezones por lo que no solamente los apretaba, además los separaba causando mas dolor aún.

Así preparado me puso un bozal en la boca para que no chillara y me dijo "los comensales vendrán dentro de poco pórtate bien".

Acto seguido trajo a otro esclavo, como yo, no sabía que en la cuadra había alguien mas, le sometió al mismo tratamiento, y mientras que llegaban los comensales, nos observábamos de un extremo a otro las dos putas preparadas para los amos.

Antes de llegar los amos, las correas empezaron a tirar de mis articulaciones, el peso de mi cuerpo se sumaba a la tensión de las correas. Cuanto más estirada estaba, mas presión hacía la prensa que apretaban mis pezones y más se ajustaban los pantalones clavando el falo en mi interior. Poco a poco notaba como mis pezones se deslizaban por entre la prensa, como si pasaran por un rulo antiguo de secar ropa, pero sabia que en cuanto llegaran a las argollas estas no pasarían, como así ocurrió. Mis pezones estaban muy sensibles, hacia poco tiempo de que me pusieran las argollas, el dolor me hacía olvidar los calambres de los brazos. En esto entró en el comedor la puta criada quien al darse cuenta de que mis pezones intentaban salirse, apretó mas la prensa para evitarlo. Me revolví lo que pude, no podía gritar por el bozal, intentaba soltarme y solo lograba ocasionar mas dolor a los brazos y piernas. Ella adivinó mi intención y gritó "como te sigas moviendo cojo la fusta y te azoto los pezones, con que tu sabrás", sabiendo que era muy capaz me calmé y esperé a que el dolor fuera remitiendo.

Pasando un rato llegaron mi amo con un traje negro impecable y la dómina que me puso las argollas en los pezones, con botas de tacón de aguja que le cubrían las rodillas y un traje muy corto con amplio escote y gran espalda por detrás de cuero rojo, muy sensual y provocativo. Nada mas entrar nos observó y con una de las muchas fustas que había en una mesita empezó a castigar al otro esclavo quien se retorcía de dolor, sin emitir ni un gruñido. Después se vino hacia mí, sabía mi punto débil, dirigió sus castigos a mis pezones, yo si grité lo que pude, me retorcí y las lágrimas recorrían mi cara, después me azotó las nalgas con golpes cortos, se rió y me dejó.

Mi amo observaba gustoso se le veía excitado, fue entonces cuando ordenó a su criada que trajera los grilletes, ¿para quien será?, pensé. Nada mas entrar de nuevo la criada, mi amo con una fusta larga en la mano asestó un golpe a la dómina en las nalgas, la criada le ató las manos y enganchó los grilletes a una cadena que colgaba del techo y que yo no me había dado cuenta de que estaba. Luego empezó a girar de un torno en la pared y la tal domina se convirtió en la tercera esclava.

Una vez colgada desnudó a la nueva esclava quien mostró su genitales, sorpresa con un cuerpo total de mujer pero con una polla como la mía, colgó pesas de las argollas de sus pezones y mientras la criada sé dedicaba a castigarla con todo tipo de golpes, mi amo se puso a comer.

A media comida la criada nos soltó de las columnas, nos quitó la prensa de los pezones y los pantalones cortos, quedamos muy aliviados, pero duró poco, nos llevó donde estaba la dómina colgada y nos ató junto a ella, empezó a girar el torno hasta que las tres quedamos colgadas. Con una cuerda nos ató los huevos y los fue uniendo unos a otros, si yo me movía tiraba de los demás y así sucesivamente. Con gran placer sé dedicó el resto de la comida a darnos fustazos por todo el cuerpo.

El postre fue cuando soltaron a la domina quedando nosotros colgados y mi amo se dedicó a acariciarla, darle besos y medio tumbada sobre la mesa se la folló delante nuestra, primero con suavidad y después con gran furia, mientras la besaba, acariciaba sus pechos, le comía los pezones y todo el cuerpo introducía y sacaba su miembro del interior de la dómina-esclava. Con una furia increíble mi amo, desnudo, mostrando un cuerpo atlético, fuerte, moreno y un falo increíble no parecía tener fin en dar placer hasta que por fin, sacó su pene y un rio de leche calló por los pechos de su esclava.

Mi amo nos soltó y obligó a limpiar con nuestra lengua el cuerpo de su esclava de toda la leche vertida y a lamer cada marca que habían dejado las fustas. La dómina se dejó acariciar por nuestras lenguas hasta que de una bofetada nos alejó de su cuerpo.

Mi papel estaba claro, era la perra de la domina-esclava de mi amo, pero no me importaba el placer que me aportaban los castigos era lo que yo estaba buscando.

 

martes, 1 de noviembre de 2011

MERY HORROR


Había estado trabajando hasta tarde y decidió tomar un atajo a través de su casa el parque local. No había andado mucho cuando alguien la llamaba por su nombre, que sonaba muy parecido a la voz de Jill, su compañera de piso. Miró a su alrededor y de repente estaba cubierta con algo pesado, como una manta. Noto que la agarraban por la cintura e izaban. Al mismo tiempo, sus piernas fueron agarradas con un férreo control. La manta ahogó sus gritos y la metieron a empujones en una furgoneta. Tan pronto cerraron la puerta, la camioneta se alejó, a un ritmo pausado, para no llamar la atención. Un hombre la sujetó rápidamente a un lado del vehículo con una cuerda dando vueltas por su cintura, y sus brazos se elevaron por encima de la cabeza y por las muñecas al techo de la camioneta, solo los tobillos quedaron libres. Una vez que estaba atada, le pusieron una mordaza de bola que fue empujada violentamente en su boca.

A pesar de que estaba aterrorizada echo un vistazo y vio que había otras cinco chicas, todas tan bien atadas a los lados de la camioneta. Había dos hombres en la parte trasera de la camioneta y supuso que otro hombre conducía. Lo primero que penso fue en que iban a ser violadas. Su segundo pensamiento, que inmediatamente hubiera deseado no pensarlo, fue que las que pudimos ver a nuestros secuestradores tendrían que matarnos después. Pudo ver que las otras
chicas parecían tan asustadas como ella. Los hombres no dijeron nada.

La camioneta circulo durante unos treinta minutos y cuando la camioneta se desvío por un camino, pudo ver que el conductor era otro hombre. Se apearon del vehículo y las dejaron atadas, entraron en un edificio. Ella y las chicas trataban de liberarme, pero resultó imposible. Después de varios minutos los hombres volvieron, las liberaron de ataduras y las llevaron dentro edificio. Entraron en una habitación que estaba a la derecha del hall. Las arrojaron sin miramientos en el suelo a medida que fueron traídas. Cuando las seis chicas estaban dentro de la casa, las pusieron un collar de cuero en el cuello. Tenia una correa que ataron a unas argollas que había en la pared. Estaban a una altura, que las mujeres, solo podían estar de rodillas mirando hacia la pared o medio sentadas apoyando la espalda. Una vez atadas, los hombres se fueron. En todo el tiempo que estuvieron con las mujeres, no pronunciaron una sola palabra.

Las chicas hicieron vanos intentos para liberarse, cuando la puerta se abrió y entró una mujer alta. Era muy hermosa a pesar de que ya no cumpliría los 40 años, con el pelo negro azabache largo y llevaba un top negro que dejaba ver su liso vientre, una falda negra a medio muslo, guantes largos por encima del codo también negros, medias de rejilla negras con zapatos de charol negro y tacón de aguja. En una mano llevaba una fusta, pero era lo que estaba en la otra mano que hizo suspirar a las secuestradas. Llevaba una correa que se dividía en otras tres correas que estaban enganchadas en los collares que llevaban los hombres que nos habían secuestrado, que caminaban a 4 patas como si fueran perros. Estaban completamente desnudos, excepto por un cinturón de castidad que encerraba sus pollas,. Mery estaba como un conejo asustado hipnotizada por una serpiente al acecho. Ella no podía apartar la mirada.

La voz de la mujer resonó alta y clara: "Bienvenidas señoras, bienvenidas. Puedo decir que es un placer para mi tenerlas aquí, Por desgracia, no será un placer para ustedes."

"Me presento, soy Alice. Tengo este establecimiento, junto con estos, y otros esclavos. Por supuesto, ustedes se estarán preguntando por qué están aquí? Mi negocio es la cría de ponis humanos, es decir, lo que este mundillo se llama pony girls o pony boys, prepararlos, educarlos, capacitarlos en un alto nivel y luego venderlos en una subasta.

Lo primero que tenemos que hacer es quitarles la ropa, ya que no tendrán necesidad de ellas nunca más.

Liberó a sus esclavos y entrego unas tijeras de costura cada uno y se procedió a cortar la ropa de las chicas. Una vez que los restos de la ropa habían sido sacados de la estancia, la dueña de la hípica se dirigió de nuevo a las secuestradas. "Vosotras habéis sido seleccionadas para ser pony gilrs, después de un cuidado estudio de vuestras características físicas y costumbres. Se casi todo sobre vosotras, gustos, deportes que practicáis, etc. etc. El programa de formación que tenemos aquí es riguroso y duro, muy duro. Seréis castigadas si no os esforzáis en aprender, si no ponéis interés y por las infracciones de todas y cada una de las reglas. También seréis castigadas simplemente porque nos gusta castigar.

Ahora os presentare a los cirujanos y técnicos que va a realizar algunos cambios en vuestros cuerpos.
Mery dio un grito ahogado por la mordaza, penso que seguramente Alice no podía hablar en serio, ya que no se puede operar a las personas sin su consentimiento. En ese preciso momento dos personas, un hombre y una mujer, entró por la puerta. El hombre estaba en la cincuentena, un poco calvo y llevaba gruesas gafas con montura de pasta que le daba sus ojos una mirada de lechuza. La mujer era más joven, alrededor de cuarenta años, tenía el pelo oscuro que lo recogía en un moño, que también llevaba gafas, pero de un estilo moderno. Fueron presentados como la profesora y el cirujano. La señora dijo que la profesora era una científica especializada en genética, una de las figuras más destacadas en su campo y el cirujano era muy respetado, especializado en otorrinolaringologia y que trabajan en equipo.

El primero en hablar fue el cirujano, "Hola chicas, estoy aquí para contarles algo sobre la operación que se les realizara por la mañana. Es sencilla, en unos 20 minutos se realiza, se una anestesia local. Consiste en una manipulación de las cuerdas vocales para que no podáis hablar. Los caballos relinchan y vosotras sois yeguas, por lo tanto debéis relinchar. Os diré que es reversible por si el futuro comprador desea que podáis hablar, pero aquí solo relinchos.

La profesora se aclaro la garganta y sin ningún preámbulo, dijo, "entre los aficionados a los equinos humanos, las chicas yeguas deben ser lo mas parecidas a un caballo. Hemos llegado a una etapa en la que es posible dar ponys humanos casi como los reales, con crin, cola el incluso con algo parecido a cascos. Lo que se realizara mañana es una depilación completa con láser para que no tengan mas pelo que el necesario, así no tendréis que depilaras en un futuro. A continuación se llevara a cabo un injerto de vuestro propio pelo para que no haya problema de rechazo, en la zona final de espalda entre esta y las nalgas y así tendréis una bella cola como las yeguas. Después se procederá a modificar parte de los pies para adaptaros unos cascos artificiales de caballo, con mis estudios sobre genética y cirugía ortopédica he conseguido un método para lograrlo y sabemos que con éxito ya que no sois las primeras a las que se lo hemos practicado."

Miró a su alrededor sonriendo como si ella hubiera dicho que había ganado todas las loterías.

"Espero verlas a todas mañana".

Mery estaba horrorizada, era como si Frankenstein existiera en la realidad. Sin duda, penso, Jill había visto lo que sucedió y el secuestro y ahora estaría alertando a la policía.

Justo cuando pensaba que no podía ser peor la situación, Alice estaba hablando de nuevo. "Ahora, señoras, me gustaría que nos ayuden, estoy segura que lo van a hacer. Mis esclavos no han tenido una mujer desde hace más de seis meses y están desesperados por descargar sus llenos testículos, ya que incluso no pueden masturbase por el artilugio de castidad que llevan puesto. ¿Verdad que no les importa colaborar a su alivio?" Alice abrió los dispositivos de castidad y dejo sueltos a los esclavos con las chicas. Ciertamente tenía control sobre ellos, porque de inmediato fueron puestos en libertad a sus penes empinaron y comenzaron a correr hacia las mujeres. Pronunció una sola palabra "¡Stop!" Y los esclavos se detuvieron a la vez. "Tenéis que terminar en la medianoche, ¿esta claro? Podéis seguir adelante.

Las siguientes dos horas fueron un verdadero infierno, yo no sabía que los hombres pueden cumplir tantas veces en una noche. Mery perdió la cuenta de la cantidad de veces que se la follaron, por su coño y por su culo. Eso sí, ninguno se corrió dentro de ellas lo hacían sobre sus caras y tetas. A media noche se fueron. Trataron de descansar y dormir, Mery lo hizo a ratos y que fue casi un alivio cuando fueron llevadas para ser lavadas a la mañana siguiente.

No pasó mucho tiempo para que llegara Alice a la sala de baño, llena de alegría, para anunciar que antes ir a la sala de operaciones, pasarían por el centro de belleza para aplicarles un tratamiento de belleza.

El tratamiento consistía en una depilación completa por láser, con especial incidencia en el vello púbico y en el vello anal, siendo eliminado permanentemente. Acabada la depilación, procedieron a cortar las largas melenas, muy cerca de la base, dejando una franja el centro, como cresta, para que en futuro creciera y fuera la crin de las yeguas. A continuación fueron rasurados los cráneos y se les froto con una crema gel que su función era matar la raíz del pelo para que no creciera y que los laterales de la cabeza quedaran sin pelo permanentemente.

Las sentaron y fueron atadas al respaldo de las sillas, las piernas fueron separadas y atadas por los tobillos a las patas de la sillas para que sus labios vaginales quedaran lo mas abierto posibles. Una a una las fueron estirado los pezones, que fueron perforados por una anilla metálica, una vez que estaba insertada, era soldada, con cuidado de no quemarlas, El mismo procedimiento fue usado para anillar los clítoris de las infortunadas chicas. Las dejaron descasar cinco minutos pero en los oídos de Mery resonaban los gritos de sus compañeras y los suyos propios por el anillamiento.

Alice dijo: "Sólo queda una cosa más por hacer, y entonces todas podrán ir para sus operaciones."

Mery fue la primera en ser desatada y llevada a un banco plano, era un poco como camilla de un médico que se podía elevar de un extremo y bajar del otro lado. La pusierón boca abajo y la ataron con correas, una alrededor del cuello, otra por la espalda y la ultima por la cintura. Bajaron la sección móvil y sus piernas quedaron colgando, pero sus pies llegaban al suelo. Sus tobillos fueron atados a las patas de la mesa. Luego trajeron una pieza de madera, que por un tornillo podía subir o bajar, en la punta tenia una madera que a semejaba a un pene que fue introducido en su vagina. Luego dieron vuelta al tornillo sintió la presión del falso pene empujándola hacia arriba, sus nalgas y piernas quedaron tensas y estiradas. La única parte de su cuerpo que podía mover era la cabeza. Alice les dio otro discurso. Les dijo que los caballos llevaban la marca del rancho al que pertenecían. Por lo que sus propiedades llevaban su marca, en especial sus ponys girls y esclavos. Les informo que su marca de propiedad era una "SH" dentro de una herradura. También dijo que le encantaba el olor a carne quemada y oír los gritos de sus yeguas. En ese momento un brasero con ruedas con seis hierros al fue traído por un esclavo.

Mientras Mery estaba maldiciendo y jurando, seguía gritando cuando sin previo aviso, sintió un fuerte dolor en su nalga izquierda, y como el hierro se apretaba contra su carne, que olió a carne quemada. Su grito de agonía se hizo eco por toda la habitación, luego se le aplicó un apósito sobre la herida.

Cuando todas fueron marcadas, Alice dijo que iban a ser llevadas a la sala de operaciones. En este momento ni Mery ni ninguna estaban en condiciones idóneas para siquiera intentar luchar contra su destino. Las chicas fueron mansamente tras su dueña

Se las colocó en su correspondiente mesa de operaciones, atadas y les administro anestesia local. Cuando el cirujano les decía que abrieran boca, lo hicieron sin protestar. Una pinza se colocó dentro de sus bocas para mantenerla abierta y comenzó la operación. El procedimiento, en efecto, sólo tomar de unos quince minutos y no sintieron ninguna molestia - por primera vez desde que fueron llevadas al infierno.

Cuando termino el cirujano, la profesora se unió a la "fiesta" y lo primero que hizo fue anestesiarlas completamente para proceder a remodelación corporal.

Mery fue despertando poco a poco, tenia la garganta reseca y una sed tremenda. Trato de moverse, pero no pudo, solo ladear la cabeza, los brazos estaban atados. Un gemido escapó de su boca e inmediatamente una enfermera se acercó. "Hola" dijo. "Sé que tienes sed por otras pacientes a las que he atendido, te voy dar un poco de agua y si no la vomitas, te sentare". Le dio el agua y espero un poco. Mery no vomito por lo que la enfermera liberó de las correas mientras que le iba diciendo que la profesora estaba muy contenta con la forma en que su operación había salido. La sentó en la cama y le dijo si notas que te mareas túmbate y me llamas.

Fue entonces cuando me decidió a hacer un balance de lo que había sucedido a su cuerpo. Miró hacia atrás para ver una cola que brotan de la base de su columna. La toco, desde luego era el pelo de su cabeza. Se le saltaron las lagrimas. Miro a sus pies tenían una forma diferente, eran mas cortos (por que le habían quitado algunos huesos) y en lugar de dedos, vio una especie de casco (injertado, estaba echo de titanio, material que no da rechazo y el crecimiento celular termina por intégralo en los músculos), se estremeció Entonces se rompió su animo, comprendiendo que ya era una pony girls y relincha su angustia, junto con las otras pobres criaturas, que fueron secuestradas junto con ella.

Pasaron unos días Llegó el momento de probar los nuevos cascos. Con una enfermera a cada lado de las yeguas, dieron la vuelta a la sala hasta que estuvieron seguros de que podía mantener el equilibrio. Tan pronto como las enfermeras se convencieron de que podía caminar sin ayuda, las dejaron a su suerte.

Alice les visitó diciendo que tenía una buena noticia, que iban a descansar para el resto de la noche, sin recibir visitas de sus esclavos. Traía una pony con ella en correa. Mery pensó que tenía el pecho más enorme que había visto a una mujer, y a juzgar por la humedad de la areola que estaba debían estar cargados de leche. "Se trata de Ross", dijo a modo de introducción "os alimentareis de ella durante los próximos dos días". Dicho esto, la señora se fue.

Una de las enfermeras llevó a Ross y pusieron a dos de las yeguas de mamar de ella. Mery penso en negarse, pero igual no había otra comida y ni agua para beber, así que se lo pensó mejor. Debía tener una cantidad de leche ilimitada, ya que se les permitió tomar una buena ración. Esa noche descanso mejor.

A la mañana siguiente Ross fue traída y tomaron el desayuno. Pasaron los dos días en que se alimentaron con la leche de la pony y en los que solo fueron utilizadas por los esclavos de la dueña.

Alice se presento a las ponys y le dijo seguirme. Las yeguas fueron detrás de ella. Por primera vez desde su secuestro salieron de la casa. Después de un trecho llegaron a una construcción. La señora les dijo: "Estas son las cuadras. Desde hoy estos establos serán vuestro techo, estaréis con el resto de la yeguada". Después entro y las chicas detrás de ella. Había varios esclavos a los que no habían visto antes, todos desnudos y con el artilugio de castidad puesto. Era un rectángulo, con la entrada por el centro de un costado. A derecha e izquierda había cubiculos con paja en el suelo y alguna argolla en las paredes. Alice les dijo que en cada puerta esta el nombre, que buscasen el suyo y entraran en su nueva morada. Así lo hicieron.

Mery busco el suyo y entro, ya no pensaba nada sobre su destino, lo tenia claro, decidió hacerlo lo mejor posible para no ser castigada.

Paso un buen rato hasta que apareció su dueña con una fusta en la mano, iba acompañada por dos esclavos que portaban varios artilugios en sus manos. Le ofreció un terrón de azúcar, Mery fue a cogerlo con la mano. Alice retiro su brazo y le dijo que si los caballos usaban las manos para comer, mientras que la dio dos fustazos. Volvió a ofrecerle el dulce, pero puso la mano baja, por lo que Mery debió doblarse mucho para poder cogerlo con su lengua.

Uno de los esclavos comenzó a cariciarla, no sexualmente, si no como se hace con los animales, como para tranquilizarla, le acaricio la crin de su cabeza y la cola de sus nalgas, mientras que la decía cosas bonitas.

Después la puso una especie de caperuza en la cabeza, realmente era un arnés que llevaba incorporado un collar para el cuello. Luego le puso un freno en la boca, atado por detrás de la cabeza. Unas cinchas de cuero fueron puestas en el collar del cuello, bajando por el lateral de los pechos y dando la vuelta por las ingles, subieron por su espalda y fueron enganchadas en el collar. Puso otra cincha transversal por debajo del pecho, en la parte de atrás la pusieron una caja de la que salían cinco cables. Tres cables fueron conectados a los anillos de los pezones y clítoris. Los otros dos conductores tenían como consolador o dildo en los extremos, uno para ir en la vagina y el otro en el recto, sitios donde fueron introducidos.

Cuando todas las ponys estuvieron preparadas, les engancharon unas cinchas en el bocado, y fueron conducidas a la herrería. Alguna recordó el dolor de la marca del hierro candente, por lo que se resistieron a entrar. Sólo ante una sacudida de todos los terminales conectados a su cuerpo entraron. Mery se desplomo en el suelo por el dolor de descarga eléctrica. Recibió más sacudidas para que se incorporara. El dolor paro en el momento que se puso de pie.. Dentro de la fragua fueron atadas a los postes de enganche y por el calor que desprendía la fraguan, no dejaban de pensar en el momento de márcalas. Sus temores aumentaron cuando se dieron cuenta de que iban a ser herradas. Una tras otra fueron herradas, cuando llegó el turno de Mery la llevaron a un poste cerca del yunque. El herrero tenía dos herraduras en el horno, las saco y enfrío con agua antes de levantar una pierna de la yegua y mantenerla entre las suyas. Alineó el primer zapato y empezó a golpear los clavos. Mery comenzó a relinchar por miedo y angustia, pero en realidad no sintió nada.

Después de que el herraje comenzó el entrenamiento físico, las colocaron en una máquina de anclada en el suelo. Este consistía en un poste en posición vertical con seis radios que salen en ángulo recto. Estaban a la altura de la cintura. Los radios terminaban en unos tirantes, que se colocaron alrededor de la cintura y se apretaron. La máquina se puso en marcha. Pasaron dos horas enseñándoles como sé hacia el paso elevado. Cada vez que una de las chicas fallaba o hacia mal un paso, se les daba una descarga eléctrica. Eran azotadas por cualquier motivo y por ninguna razón en absoluto más que para apaciguar a la naturaleza sádica de los entrenadores.

Al final de las dos horas, las dieron un poco de agua. Esta era la rutina para el resto del día. Cuando finalmente fueron llevadas a los establos, resaltaban los tonos rojizos de los azotes y doloridas por todas de las descargas eléctricas, Les quitaron los arneses y cinchas, las lavaron y las llevaron a sus cuadras. Las dieron la comida, para poder llegar a ella, tenían que ponerse de rodillas, sacar la cabeza por un hueco y comer y beber. Luego apagaron las luces y quedaron dispuestas para dormir.

Mery recordó los sucesos del día y penso en que había varios grupos de yeguas, cada uno hacia un tipo de entrenamiento y se apreciaba diferentes grados de entrenamiento. Con estos pensamientos se quedó dormida.

Pasaron las semanas o quizás meses, no tenían forma de saberlo. De vez en cuando echaban en falta a un grupo de yeguas, al poco tiempo veían a un nuevo grupo, evidentemente eran vendidas. Pasaron de la máquina de caminar a estar enganchadas a un carro. Iban atadas a un camión, a veces despacio y otras veces muy rápido. Tenían mucho miedo siempre y cubiertas de polvo o barro, dependiendo de las condiciones meteorológicas. Las noches satisfaciendo a los esclavos se fueron espaciando a medida que se incorporaban nuevos grupos de yeguas.

Siguieron pasando los días, muchos, con la rutina de los entrenamientos, comidas, una vida muy monótona.

Una noche, después de la cena cuando se dirigían a sus cuadras para dormir, uno de los esclavos paro a Mery, le ofreció un terrón de azúcar que la yegua acepto gustosa. Agarro su cincha y la llevo al final de los establos, se pregunto que para la llevaba ya que el esclavo llevaba puesto el cinturón de castidad. La hizo entrar en una cuadra donde estaba ya la yegua que lo usaba, el esclavo le dijo: Mery esta noche dormirás acompañada, mientras que ponía un terrón de azúcar en su mano. Cerro la puerta y se marcho. Vio que la chica le ofreció una amplia sonrisa y por señas y relinchos, hizo que Mery se le acercara. La yegua acaricio con su cara a Mery, esta correspondió al saludo de la misma forma, no sabia por que pero sabia que debía hacerlo, aunque fuera por solidaridad con su compañera de infortunio.

Se tumbaron en la paja, juntas, la chica le ofreció un terrón de azúcar a Mery, ésta entendió por que el esclavo le había dado otro terrón a ella. Lo compartieron. Pasado un rato, Mery hizo lo propio con su terrón. Se acurrucaron una junto a la otra, Mery se sintió bien por primera vez desde que comenzó su infortunio. Le agrado notarse rodeada por unos brazos. Al rato la chica comenzó a acariciarla, desde la cabeza fue bajando a sus hombros, luego sus pechos. Los pezones se pusieron duros al instante. Mery estaba confusa, no era lesbiana, pero le gustaba lo que hacia su nueva amiga. No hizo nada, se dejo hacer. Bajo hasta su vagina, estaba mojada, la yegua relincho y sonrío. La masturbo. Al principio la anilla del clítoris molestaba pero al final también ayudo a excitarla. Cuando llego al orgasmo fue como una explosión, hacia mucho tiempo que no había tenido uno.

Cuando se recupero, la yegua se había separado un poco de ella, discretamente separadas sus piernas dejaba ver los labios de su vagina. No hizo nada para que Mery se lanzara, pero si daba señales para incitarla. Mery sabía que la chica esperaba que ella le masturbara, pero se debatía entre complacerla o sus reparos sobre el sexo entre chicas. Finalmente decidió complacerla, que demonios, se lo había ganado. Sus temores se disiparon cuando vio la cara de la pony. Durmieron poco esa noche, Mery recibio su primera comida de vagina y también hizo su primera comida.

El aburrimiento del entrenamiento empezó a hacer mella en las yeguas, pero como los criadores sabían muy bien como motivarlas, de vez en cuando las dejaban pasar una noche acompañadas, no siempre formando las mismas parejas. Así pasaron mas días o semanas o meses.

Un día en que estaban preparadas para el entrenamiento, no las sacaron de los establos. Cuando los demás grupos se marcharon, Mery y sus compañeras de secuestro, fueron cargadas en un remolque para caballos. Alice les anuncio que iban al patio de ventas, que esperaba ganar grandes sumas de dinero. Sus siguientes palabras fueron una bomba. "Cualquiera de ustedes que no sea vendida volverá aquí, hasta la siguiente venta, y si tampoco se vende, será eliminada. Así que es demuestren su entrenamiento y su mejor comportamiento.

Se quedaron en silencio durante el viaje, ninguna pensaba que quería morir, aunque a veces durante los últimos meses hubieran deseado estar muertas.

Las descargaron y llevaron a un corral donde las ataron a la espera de su turno en el estrado de venta. Una a una, las sacaban del corral, ninguna volvió, por lo que Mery lo tomo como una señal de que habían sido vendidas. Llegó el turno de Mery. El subastador comenzó a alabar sus virtudes, la preparación para la venta correcta. Hubo una conmoción en la parte de atrás, alguien gritaba. Su corazón dio un vuelco, ya que reconoció la voz de su compañera de piso Jill. El subastador estaba tratando de mantener la calma de todos, pero los gritos se hicieron más fuertes. Fue entonces cuando Mery se desmayo.

Cuando volvió en si, Jill estaba de pie sobre su amiga, preguntando ¿si estaba bien? "Sí creo que sí", respondió, aunque estaba cubierta de sudor. Entonces se dio cuenta de que podía ¡hablar! Miró a sus pies, sin cascos, miró hacia atrás, sin cola. Jill hablo de nuevo, "Me has asustado por que estabas gritando, '¡No quiero morir!". Una y otra vez. Golpeé la puerta, pero no obtuve respuesta. Por lo que entre, creo que estabas teniendo un mal sueño.

Mery sonrió, "No era un mal sueño. Fue una pesadilla horrible, angustiosa y sangrienta".