sábado, 21 de mayo de 2011

"LA CHIC@"-2ª PARTE


INICIACION
Pase todo el día nervioso, esperando la hora de ir a ver a mi amante. Me aposté pronto en la puerta de la tienda. Espere casi una hora hasta que llegó mi follador. Así lo veia yo, como un follador de culos, mi culo.
Hablamos un poco y fuimos a su casa, lo que yo mas deseaba, poder verle bien y disfrutar a tope de la polla de mi nuevo amigo, buena polla pero no pollon.
Nada mas llegar, en el salón, me dijo que me desnudara. No lo dude, por primera vez iba a verme desnudo, soy delgado, sin vello corporal, solo un poco en las piernas. Estaba excitado, aun que mi polla estaba a medias, trataba de pensar en otras cosas para que no me viera empalmado de entrada. Cuando termine de desnudarme, me miro, sus ojos fijos en mi cuerpo, como examinándome, sin mediar palabra me dio un bofetón. Me quede pasmado.
-No cumples con lo que te mando –dijo- donde esta el tanga que tenias que llevar puesto? –prosiguió
Baje la mirada, no podía sostener la suya. Me dio otro bofetón y me dijo ponte de rodillas. No me atreví a decir nada y solo obedecí, no me reconocía, pero era incapaz de oponer resistencia.
-Lame mis zapatos –dijo- límpialos.
Comenze a lamer, me animaba diciendo, lame perro, lame. No se cuanto tiempo me hizo lamerle los zapatos, a mi me pareció mucho. Cuando le apeteció me agarro del pelo y me llevo a rastras a una habitación. Era un dormitorio, de un mueble saco un tanga de mujer. Me lo metió en la boca. Luego se quito el cinturón y me puso de rodillas en el suelo, apoyado en la cama. Jugo un poco pasándome la punta de la correa por la espalda, nalgas y piernas. Comencé a temblar, sabia lo que iba a pasar y no me gustaba nada que me azotara. Me dio un correazo, di un brinco en el suelo y grite, pero de mi boca no salió sonido alguno. Siguió dándome correazos, como picaban!!! No lleve la cuenta, pero el trasero me ardía.
Cuando le pareció bien, se dirigió a la puerta y me dijo ponte el tanga y la ropa que hay en la cama, cuando estés ven al salón. Fue categórico, una orden que no tenía replica. Me sentía mal, humillado, dolorido, excitado y con la polla dura. Evidentemente obedecí la orden del que seria mi Amo desde esa tarde, aunque yo aun no lo sabia.
Empece a vestirme, me puse el tanga, la polla se me salía. Intente que se bajara, pero con poco o nada de éxito. Mire la ropa que había en la cama, vi una minifalda vaquera, una camiseta de tirantes evidentemente de chica, unas medias con liga incorporada y sujetador. Me lo puse todo, me sentía raro, pero algo que me decía que no parara. Me vi en un espejo, pense que estaba ridículo. No me atrevía a salir, estaba espantoso, feo, pero también como una moto. Me arme de valor y por fin fui al salón.
El me miro, dio una vuelta alrededor de mi, me palpo las nalgas, me ardían por el castigo. Se le dibujo una sonrisa, y comentó esta bien mi chica, mejorable por supuesto, pero esta bien. Sentí vergüenza, mi cara se puso colorada, yo una chica!!, pero seguía estando superexcitado. Me condujo ante un espejo y me dio una bolsa que contenía pintalabios, pintauñas y demás utensilios propios de maquillaje. Me enseño como se usaban, con la advertencia de que practicara, por que no volvería a enseñarme.
Cuando terminamos hizo que me viera en un espejo, mi cara se había trasformado, mis ojos pintados, mis labios de rosa, la verdad es que estaban apetitosos.
Nos tomamos una copa, hablamos, bueno habla él, yo solo escuchaba, de lo que deseaba de mí. Dijo que seria su puta perra sumisa y el mi Amo y Señor. Era el momento de que eligiera entre quedarme o marcharme. Me quede, parecía que había algo me tenía pegado al asiento.
Me ato los tobillos a una silla, mis manos al respaldo. Tenia las piernas estiradas, el culo ofrecido, vestido de chica, humillado, a disposición de mi Amo. Me dijo, sabes que mereces un castigo. Yo no sabia por que, ya que me lo había aplicado antes. Pero solo pude decirle que lo merecía.
Subió la minifalda dejándome las nalgas a la vista. Me dio varios azotes con la mano, primero flojo, pero incrementando la fuerza. Sentí como mis carnes iban calentándose de nuevo. Rompió el tanga y me lo quito. Me apretó los testículos, los retorció, grite.
Se acerco a un mueble y me enseño una fusta. No tarde en probarla, primero en mis muslos, no me dolió mucho ya que me protegían las medias. Luego bajo las medias, vio el poco pelo que tenían mis piernas. Tiro de ellos, eso si me dolió.
-No quiero ver en tu cuerpo ningún pelo del cuello para abajo. Dijo.
- Si mi Señor –conteste con un hilo de voz-
- Bien, aprendes deprisa –dijo-
Continuo con la fusta, mis muslos, mis nalgas, castigo mis huevos, eso si que me dolió. Mi polla parecía que iba a reventar.
Cuando le pareció, me penetro, sin ninguna preparación, fue considerado con su puta y me follo despacio, con suavidad. Me gusto como lo hacia, no era el sexo cañero de otras veces. Siguió así hasta que me introdujo toda su polla, y sus huevos tocaban mis nalgas. Yo estaba superexcitado, muy dura la polla y los testiculos hinchados. Aumento el ritmo, pero seguía con delicadeza. Al poco me corrí, mi polla lanzo una buena cantidad de semen. El tambien se corrió, sentí su semen llenando mi recto, que agradable sensación. Se acerco a mi cara, poniendo la polla en los labios y dijo:
-Limpiala-
Así lo hice, me dio asco por que estaba manchada de mi, pero el sabor de su semen compenso la sensación de asco.
Estaba feliz, mi Amo había dado a su puta perra sumisa el primer orgasmo verdadero.
(continuara)

sábado, 7 de mayo de 2011

“LA CHIC@”--1ª PARTE

"LA CHIC@"--1ª PARTE
CONOCIMIENTO
Soy un chico gay de 21 años, algo aniñado, sin vello por el cuerpo, solo un poco por las piernas. No tengo mucha experiencia, en mi ciudad no es fácil, pero tenemos un sex-shop muy apañado que además de las típicas cabinas tiene un cuarto oscuro. Solía ir una o dos veces a la semana, normalmente siempre encontraba algo que llevarme a la boca y con menos frecuencia algo que llevar a mi culo. En una de estas cacerías, vi en el cuarto oscuro a un tipo de unos cuarenta años, fuerte, no gordo, con una mirada dura y fría.
Tonteamos un tiempo atraves de miradas y tocándose cada uno los testículos. Al rato el se metió en una cabina. Rápidamente fui. Le encontré con la polla en la mano. Le mire y sin decir nada comencé a tocársela. Al poco tiempo la metí en mi boca hasta que se corrió. Nos miramos y se marcho sin una palabra. Estaba yo contento, me gusto su actitud, no quiso enrollarse ni preguntando que si iba mucho por allí y esas cosas.
No podía quitarme de la cabeza a este tío, no pensaba en otra cosa, así que comencé a ir a sex-shop a diario para verle de nuevo, pero no ocurrió. Ya habían pasado unos diez o doce días, había perdido la esperanza de verle otra vez, cuando apareció. Nada mas entrar nuestras miradas se cruzaron y nos sonreímos. Me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera. Entro en una cabina y repetimos la experiencia de la otra vez. La única diferencia fue que me dijo con su voz profunda, que mañana a la misma hora y que me llamó su "chica". Esto se repitió durante unas dos semanas. Yo estaba muy excitado, deseando que llegase el momento de nuestra cita. Algún día él me masturbaba y creía enloquecer de placer.
Aquel día, comencé a masturbarle, como siempre, me pregunto que si me habían penetrado alguna vez. Le dije que si pero que no estaba muy abierto. No dijo nada. Cuando se la puse dura e iba a pasar a comérsela. Me dijo que me quitara los pantalones. Supuse que iba a penetrarme, me dio miedo, por que aunque alguna vez había disfrutado así, el comienzo siempre fue algo doloroso. No lo dude, su voz sonó autoritaria y me quite los pantalones. Me puso de rodillas en la silla, con las nalgas en pompa. Mi chica tiene un bonito culo, dijo. Me trabajo un rato el ano con sus dedos, luego me puso algo, supongo que lubrificante y note la punta de su polla apretando. Lo hizo despacio, pero sin cejar. Siguió metiendo, yo sentía como avanzaba, de vez en cuando paraba un poco y seguía. En una de estas paradas, de un golpe de riñones la introdujo del todo. Di un grito ahogado, no podía gritar fuerte por el lugar donde estabamos, pero me dolió. Comenzó a galopar, adentro, afuera. Me dolía, pero aguante. También azotaba mis nalgas de cuando en cuando. Poco a poco se me fue pasando y empece a excitarme. Se me puso la polla dura y comencé a masturbarme. Llegue rápido, él tardo un poco más. Cuando termino me dijo que nos veríamos en tres días, ya que tenia que hacer cosas y no podría venir.
De cómo pase esos tres días solo deciros que cada vez que pensaba en ello terminaba haciéndome una paja.
Por fin llego el ansiado momento de verle de nuevo y sabiendo lo que iba ocurrir. Llegue pronto por si se adelantaba, pero no, fue puntual como si fuera ingles. Nada mas entrar fue a las cabinas, yo detrás como un perrillo faldero. Me acaricio la cara y me pregunto como esta "mi chica".
"Tu chica" esta bien y excitada, dije. Me dio un bote de lubricante, me indico que me pusiera bien y me abriera el culo con los dedos, que cuando terminara saliera al cuarto oscuro por que me esperaba allí. Obediente, así lo hice.
Cuando salí al cuarto me esperaba en un sofá, había otros cuatro o cinco hombres, Me acerque a él. Bájate los pantalones, me dijo. Como un resorte me quite la ropa. Me puso a cuatro patas en el sillón y me penetro rápidamente. De dos o tres empujones estaba dentro de mi. Los hombres vieron todo, comenzaron a tocarse. Mi desconocido amante me follaba bien y como quería. Comenzó a darme palmadas en el culo. De pronto vi que uno de los tipos se había acercado y puesto delante de mi cara. Su pene estaba a pocos centímetros de mi boca. Mi "amigo" me dijo cómele la polla y de forma automática lo hice, así estuvimos hasta que los dos se corrieron dentro de mi.
Espero a que me vistiera y salimos juntos del sex-shop. Me dijo que el día siguiente le esperara en la puerta, y que llevara puesto un tanga de mujer.
(continuara)

lunes, 2 de mayo de 2011

TARA Y LYLY (Segunda parte)


TARA Y LYLY
Segunda parte

 
Por motivos familiares mi Dueña hizo un viaje, me dijo que estaría fuera tres días, así que me quede sola en casa, con la perra. Era la primera vez que estaba sola desde hacia mucho tiempo y no me apetecía nada. Llego la hora de acostarme, fui a llevar a la perra a su jaula, pero cambie de idea y la subí a mi dormitorio. Cuando entramos su cara se ilumino. Le dije que durmiera sobre la alfombra. No se movió en toda la noche. A la mañana siguiente desayunamos en la cocina. Pasamos todo el día jugando tanto en el jardín como en la casa. Me lamía los pies, las piernas y las manos en cuanto tenia ocasión. Ya por la noche, dije que iba al baño, luego subi a mi dormitorio y llame a Lyly. Subió corriendo, entro en mi cuarto y fue directa a la alfombra. Me acosté, la mire y pense el tiempo que hacia que no dormía en una cama. Impulsivamente di una palmada en la colcha y le dije que subiera. De un brinco se subió, se acurruco a mi lado. La acaricie la cabeza y especialmente la nuca, sabia que esto le gustaba mucho. Ella comenzó a lamerme como solía hacer. Pero poco a poco fue subiendo por mis piernas. Al rato me lamía los muslos. Yo decía no, no, no, pero tampoco hice nada por separarla. Finalmente llegó a mi vagina, me lamió muy suave, despacio. La perra sabia hacerlo muy bien. Disfrute de un gran orgasmo. Yo la acaricie mucho. Donde la gustaba como en la cara. Apague la luz se quedo dormida. Yo dormí mal.
A la mañana siguiente le dije que no diría nada a nuestra Ama, ya que se enfadaría mucho, pero que no se debía repetir, ya que la zoofilia no estaba bien. Me sonrío con cierta frustración reflejada en el rostro.
Mi Señora regresó y nuestra vida siguió como siempre. No se volvió a repetir la situación de la otra noche. En compensación le quite el cinturón de castidad. Le indique que solo se tocara cuando no hubiera posibilidad de que la viéramos, eso prácticamente se reducía a cuando estaba por la noche en la jaula.
Un día hablando con mi Ama nuestras cosas, salió el tema de Lyly, lo feliz y contenta que se la veía, lo bien que se había adaptado etc. etc. Entonces se me ocurrió y sin pensarlo le pedí permiso a mi Dueña, quería probar como mascota. Me miro y dijo que si estaba segura, lo confirme. A ella le parecía bien, pero que tenia que ser durante tres meses. Le dije que si, que si ella lo aprobaba yo estaba de acuerdo.
Al llego la noche, lleve a Lyly a la jaula, como siempre, luego fui con mi Ama. Me puso un collar de perro y una correa. Me llevo al sótano. Que mal lo pase bajando la escalera a cuatro patas, como debió sufrir Lyly al principio. Cuando llegamos junto a la jaula, mi Señora, dijo te traigo una compañera, hazle sitio. Abrió la puerta y me metí en ella. Antes de irse nos dijo, solo esta noche, solo, volvió a remarcar, podéis hablar entre vosotras. A partir de mañana comenzara tu entrenamiento, Tara. Este seria mi nombre de mascota.
La Dueña, nuestra Dueña, se marcho. Trate de hablar a mi compañera, pero esta se abalanzo sobre mi, ladrando y gruñendo, me refugie en un ricón. Siguió ladrando, yo no me moví de mi rincón con la mirada fija en el suelo. Lyly había marcado quien era la perra alfa, yo lo acepte. Se separo de mí. Al cabo de un buen rato, comencé a cercarme un poco, la acaricie las patas. Ella se dejo hacer, me acerque mas, le lamí durante mucho tiempo, por fin ella también comenzó a lamerme y a acariciarme. Esa noche hicimos dos veces el amor, si se puede llamar así, dadas las reducidas dimensiones de la jaula.
Los primeros días pase mucho tiempo con el antifaz puesto, no sabéis lo que se puede agudizar el oído y el olfato. Llegué a diferenciar a Mi Ama y a Lyly perfectamente, cegada sabia cual de ellas se me acercaba. La Señora dispuso que por la tarde teníamos un rato para nosotras, es decir, nos dejaba en el jardín para que jugáramos y hacer lo que nos apetecía, corríamos mucho en esos ratos, por supuesto que a 4 patas. Lo que más me costo fue controlar mis esfínteres para acomodarme a los horarios marcados. Lyly me trataba bien, algunas veces parecía que se enfadaba y me mordía, pero era para corregirme cuando hacia algo mal, luego ella lo hacia para que yo viera como se hacia bien. Todas la noches hacíamos el amor, dos o tres veces, parecíamos una pareja de enamorados.
Nuestra Ama comenzó a venir a casa con una chica, ella tenia sus necesidades sexuales, claro. Era muy joven y linda, no tenían una relación 24/7, sino dos o tres días a la semana. Nos presento a ella como mascotas, lo que éramos. En alguna ocasión nos baños o nos ponía la cena y nos encerraba en la jaula por la noche. La verdad es yo estaba muy bien, me sentía feliz y creo que me he enamorado de Lyly, aunque echaba de menos las sesiones con mi Señora, nos hacia ver a la nueva sumisa cuando la tenia entre sus manos. Fue pasando el tiempo y cada vez tenía menos deseos de una sesión sado.
Así iba pasando nuestra vida y el tiempo. La nueva sumisa cada vez estaba más tiempo en casa, pense que podía ser mi sustituta, lo cual me apeno un poco.
Por fin se cumplió el plazo de los tres meses que me impuso mi Dueña. Encerro a Lyly en la jaula, yo estaba en el salón de la casa, me dijo que había llegado el momento y me pregunto que había pensado. Mire al suelo, no se por que, tarde unos segundos en contestar. La mire a los ojos y respondi solo con un ladrido. Ya estaba decidido. Me puesto el cinturón de castidad diciéndome que ya lo habia pasado bien y que ahora tenia que controlarme. Me ordeno escribir esto y esta esperando a que lo termine para llevarme junto a la otra perra.