Mi novio y yo éramos una pareja de veintitantos, algo alocados y con una vida no muy recomendable. Siempre cortos de dinero, no se como fue, pero debíamos una buena cantidad de dinero a un tipo un tanto peculiar, aunque no lo parecía, estaba segura que pertenecía a alguna trama que bordeaba o estaba en la ilegalidad.
Un día mi novio me dijo que el tipo le había dicho que teníamos una semana para devolverle el dinero. Ni de broma podíamos conseguirlo. Pasaron los días, yo pense en desaparecer de la ciudad, pero mi chico no quiso. Me plantee hacerlo sola pero no me dio tiempo. Llegó el día que teníamos que pagar, con engaños, me llevo a la oficina del hombre, bueno era un club. Allí, una vez que le dijimos que no teníamos la pasta, le dijo a uno de sus sicarios que nos llevara de paseo, eso solo podía significar una cosa. Mi novio comenzó a suplicar como si fuera una gallina. Le dijo que seguro que se podía encontrar una solución y todas esas cosas. Me dio asco. No me hacia gracia terminar tan pronto pero por lo menos hacerlo con dignidad.
Entonces el hombre dijo que teníamos una salida. Pregunte por ella. Me contesto que trabajaría para él, que seria suya hasta que amortizara la deuda y en cualquier caso como mínimo seria un año. Me imagine que seria un trabajo de puta en algún garito de la organización. El desgraciado de mi chico decía que sí, que yo lo haría y afirmaba sus palabras con movimientos de cabeza.
Un relámpago cruzó mi mente, le dije a Franc, que era el nombre del tipo, que aceptaba su proposición pero por la mitad de la deuda, que la otra mitad la pagara mi novio ya que la deuda era de los dos y que no iba yo pagar todo. Contesto que eso no era posible ya que no tenía garantía de cobro de la otra parte.
Mi novio se acerco y en voz baja, me rogó, me suplicó que aceptase, que no le hiciera esa faena. Mire suplicante a Franc, con la cabeza negó, todo o nada.
Termine por aceptar ya que me veía en el fondo del puerto.
La ultima vez que vi a mi chico fue a través de una ventana, estaba en el suelo y le habían dado una buena zurra, se lo tenía merecido. Posteriormente me entere que la propuesta que le hicieron fue saldar la deuda entregándome a mí, pero no se atrevió a decírmelo. Desgraciado.
Cuando nos quedamos solos, uno de los hombres de Franc, me agarro por la espalda y otro me desnudo rompiéndome la ropa. Luego me puso un collar en el cuello. Llevarla a la granja, dijo el jefe.

Me bajaron del coche y me condujeron a una zona donde se ubicaban varias perreras, algunas ocupadas con perros. Me introdujeron en una. Tenia una zona al aire libre y otra con un pequeño tejado. Vas a comenzar a pagar tus deudas, perra, dijeron. A cuatro patas, obedecí, me puse como una perra y me violaron los dos, menos mal que no tardaron mucho. Salieron de la jaula. Vi que había un cubo con agua. Allí estaba yo esperando mi destino, aunque me imagina cual era.
Se hizo de noche y comenzó a refrescar, sentí frío, me acurruque debajo del tejadillo y me quede dormida.
Me desperté sobresaltada por los ruidos en la reja y los gritos que me llamaban, me acerque e a la puerta y vi a Franc. Me dio algo de comida. Le miraba, quería que me sacara de allí pero no me atrevía a decirselo. El carbón de tu novio a saldado su deuda vendiendo lo único bueno que tenia o sea tu. Olvídate de lo que te dije del tiempo que estarías, te he comprado y eso es para siempre. Ya veré que voy a hacer contigo, dijo, y se marcho.
Estaba cabreada, irritada y si tuviera a mano al hijo de puta le hubiera.... yo que se.

Hablamos de mi situación, me dijo que podía ponerme a trabajar en algún club e ir amortizando la deuda o para ganar mas ofrecerme como sumisa para sesiones BDSM que se pagaba mejor. Las dos cosas me aterraban. Prefería estar a disposición de sus matones con la esperanza que ellos se cortaran un poco en atención a su jefe. Calle. Me pregunto lo que opinaba, por supuesto que no elegí, solo dije que como era suya que hiciera lo que quisiera. Buena respuesta, comento, de momento te vas a quedar aquí. Me llevo a la jaula.
Por la tarde uno de sus hombres se acerco por la jaula. Me dejo la "cena" y llevaba una manta. Me pregunto que si la quería, claro que la quería, cuando se iba el sol, refrescaba y yo estaba desnuda. Se acerco a la puerta, metió su pene por la alambrada y me enseño la manta. Ya sabia lo que deseaba, me acerque y comencé a mamarle. Cuando termine, me tiro la manta y se fue. No se sí estaba contenta pero prefería eso a estar de puta en algún garito.
Pasé un par de días en la jaula, me llevaron comida y agua y cada vez que esto ocurría, era demandado algún servicio sexual, bueno solo mamadas. En la mañana del tercer día vino Franc, abrió la puerta y me llevo a la casa. Me puso unas correas en las muñecas y en los tobillos, colgaban cadenas. Me indico que me pusiera de rodillas, entrelazo las cadenas. No podía ponerme de pie y andar solo a cuatro patas. Puso una correa en el collar del cuello y me paseo por la casa. Como una perra, rió. De momento eso serás para mi, una perra. Fuimos a la cocina, tenia un plato con comida y otro con agua. Come cuando quieras. Por cierto, me dijo, si alguno de mis hombres te usa, dímelo.
Pasaron varias semanas, de vez en cuando, Franc me soltaba las cadenas y podía corretear por el jardín. Algunas noches cuando venia del club me cogía por la concha y luego terminaba dentro de mi ano. Cada vez que lo hacia le odiaba por el dolor que sufría, era virgen pero a él no le importo lo mas mínimo, al fin y al cabo yo era de su propiedad.
Un día vino un amigo de visita, me llevo de la correa a que le viera. Esta es la chica, dijo. Si te interesa son 30.000$. Fran me estaba vendiendo, pero le pidió 10.000 más que la deuda original. El otro ofreció 25.000 y cerraron el trato. Estaba horrorizada. Iba perder la rutina de mi vida y el no tener ningún problema y atemorizada por lo que me pasaría en el futuro y todo gracias al carbón de un novio miedoso.
El hombre pago a Franc, cogió la correa y me saco de la casa, me metió en el maletero de un coche y arranco.
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