INICIACION
Pase todo el día nervioso, esperando la hora de ir a ver a mi amante. Me aposté pronto en la puerta de la tienda. Espere casi una hora hasta que llegó mi follador. Así lo veia yo, como un follador de culos, mi culo.
Hablamos un poco y fuimos a su casa, lo que yo mas deseaba, poder verle bien y disfrutar a tope de la polla de mi nuevo amigo, buena polla pero no pollon.
Nada mas llegar, en el salón, me dijo que me desnudara. No lo dude, por primera vez iba a verme desnudo, soy delgado, sin vello corporal, solo un poco en las piernas. Estaba excitado, aun que mi polla estaba a medias, trataba de pensar en otras cosas para que no me viera empalmado de entrada. Cuando termine de desnudarme, me miro, sus ojos fijos en mi cuerpo, como examinándome, sin mediar palabra me dio un bofetón. Me quede pasmado.
-No cumples con lo que te mando –dijo- donde esta el tanga que tenias que llevar puesto? –prosiguió
Baje la mirada, no podía sostener la suya. Me dio otro bofetón y me dijo ponte de rodillas. No me atreví a decir nada y solo obedecí, no me reconocía, pero era incapaz de oponer resistencia.
-Lame mis zapatos –dijo- límpialos.
Comenze a lamer, me animaba diciendo, lame perro, lame. No se cuanto tiempo me hizo lamerle los zapatos, a mi me pareció mucho. Cuando le apeteció me agarro del pelo y me llevo a rastras a una habitación. Era un dormitorio, de un mueble saco un tanga de mujer. Me lo metió en la boca. Luego se quito el cinturón y me puso de rodillas en el suelo, apoyado en la cama. Jugo un poco pasándome la punta de la correa por la espalda, nalgas y piernas. Comencé a temblar, sabia lo que iba a pasar y no me gustaba nada que me azotara. Me dio un correazo, di un brinco en el suelo y grite, pero de mi boca no salió sonido alguno. Siguió dándome correazos, como picaban!!! No lleve la cuenta, pero el trasero me ardía.
Cuando le pareció bien, se dirigió a la puerta y me dijo ponte el tanga y la ropa que hay en la cama, cuando estés ven al salón. Fue categórico, una orden que no tenía replica. Me sentía mal, humillado, dolorido, excitado y con la polla dura. Evidentemente obedecí la orden del que seria mi Amo desde esa tarde, aunque yo aun no lo sabia.
Empece a vestirme, me puse el tanga, la polla se me salía. Intente que se bajara, pero con poco o nada de éxito. Mire la ropa que había en la cama, vi una minifalda vaquera, una camiseta de tirantes evidentemente de chica, unas medias con liga incorporada y sujetador. Me lo puse todo, me sentía raro, pero algo que me decía que no parara. Me vi en un espejo, pense que estaba ridículo. No me atrevía a salir, estaba espantoso, feo, pero también como una moto. Me arme de valor y por fin fui al salón.
El me miro, dio una vuelta alrededor de mi, me palpo las nalgas, me ardían por el castigo. Se le dibujo una sonrisa, y comentó esta bien mi chica, mejorable por supuesto, pero esta bien. Sentí vergüenza, mi cara se puso colorada, yo una chica!!, pero seguía estando superexcitado. Me condujo ante un espejo y me dio una bolsa que contenía pintalabios, pintauñas y demás utensilios propios de maquillaje. Me enseño como se usaban, con la advertencia de que practicara, por que no volvería a enseñarme.
Cuando terminamos hizo que me viera en un espejo, mi cara se había trasformado, mis ojos pintados, mis labios de rosa, la verdad es que estaban apetitosos.
Nos tomamos una copa, hablamos, bueno habla él, yo solo escuchaba, de lo que deseaba de mí. Dijo que seria su puta perra sumisa y el mi Amo y Señor. Era el momento de que eligiera entre quedarme o marcharme. Me quede, parecía que había algo me tenía pegado al asiento.
Me ato los tobillos a una silla, mis manos al respaldo. Tenia las piernas estiradas, el culo ofrecido, vestido de chica, humillado, a disposición de mi Amo. Me dijo, sabes que mereces un castigo. Yo no sabia por que, ya que me lo había aplicado antes. Pero solo pude decirle que lo merecía.
Subió la minifalda dejándome las nalgas a la vista. Me dio varios azotes con la mano, primero flojo, pero incrementando la fuerza. Sentí como mis carnes iban calentándose de nuevo. Rompió el tanga y me lo quito. Me apretó los testículos, los retorció, grite.
Se acerco a un mueble y me enseño una fusta. No tarde en probarla, primero en mis muslos, no me dolió mucho ya que me protegían las medias. Luego bajo las medias, vio el poco pelo que tenían mis piernas. Tiro de ellos, eso si me dolió.
-No quiero ver en tu cuerpo ningún pelo del cuello para abajo. Dijo.
- Si mi Señor –conteste con un hilo de voz-
- Bien, aprendes deprisa –dijo-
Continuo con la fusta, mis muslos, mis nalgas, castigo mis huevos, eso si que me dolió. Mi polla parecía que iba a reventar.

-Limpiala-
Así lo hice, me dio asco por que estaba manchada de mi, pero el sabor de su semen compenso la sensación de asco.
Estaba feliz, mi Amo había dado a su puta perra sumisa el primer orgasmo verdadero.
(continuara)
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