TARA Y LYLY
Segunda parte
Por motivos familiares mi Dueña hizo un viaje, me dijo que estaría fuera tres días, así que me quede sola en casa, con la perra. Era la primera vez que estaba sola desde hacia mucho tiempo y no me apetecía nada. Llego la hora de acostarme, fui a llevar a la perra a su jaula, pero cambie de idea y la subí a mi dormitorio. Cuando entramos su cara se ilumino. Le dije que durmiera sobre la alfombra. No se movió en toda la noche. A la mañana siguiente desayunamos en la cocina. Pasamos todo el día jugando tanto en el jardín como en la casa. Me lamía los pies, las piernas y las manos en cuanto tenia ocasión. Ya por la noche, dije que iba al baño, luego subi a mi dormitorio y llame a Lyly. Subió corriendo, entro en mi cuarto y fue directa a la alfombra. Me acosté, la mire y pense el tiempo que hacia que no dormía en una cama. Impulsivamente di una palmada en la colcha y le dije que subiera. De un brinco se subió, se acurruco a mi lado. La acaricie la cabeza y especialmente la nuca, sabia que esto le gustaba mucho. Ella comenzó a lamerme como solía hacer. Pero poco a poco fue subiendo por mis piernas. Al rato me lamía los muslos. Yo decía no, no, no, pero tampoco hice nada por separarla. Finalmente llegó a mi vagina, me lamió muy suave, despacio. La perra sabia hacerlo muy bien. Disfrute de un gran orgasmo. Yo la acaricie mucho. Donde la gustaba como en la cara. Apague la luz se quedo dormida. Yo dormí mal.

Mi Señora regresó y nuestra vida siguió como siempre. No se volvió a repetir la situación de la otra noche. En compensación le quite el cinturón de castidad. Le indique que solo se tocara cuando no hubiera posibilidad de que la viéramos, eso prácticamente se reducía a cuando estaba por la noche en la jaula.
Un día hablando con mi Ama nuestras cosas, salió el tema de Lyly, lo feliz y contenta que se la veía, lo bien que se había adaptado etc. etc. Entonces se me ocurrió y sin pensarlo le pedí permiso a mi Dueña, quería probar como mascota. Me miro y dijo que si estaba segura, lo confirme. A ella le parecía bien, pero que tenia que ser durante tres meses. Le dije que si, que si ella lo aprobaba yo estaba de acuerdo.

La Dueña, nuestra Dueña, se marcho. Trate de hablar a mi compañera, pero esta se abalanzo sobre mi, ladrando y gruñendo, me refugie en un ricón. Siguió ladrando, yo no me moví de mi rincón con la mirada fija en el suelo. Lyly había marcado quien era la perra alfa, yo lo acepte. Se separo de mí. Al cabo de un buen rato, comencé a cercarme un poco, la acaricie las patas. Ella se dejo hacer, me acerque mas, le lamí durante mucho tiempo, por fin ella también comenzó a lamerme y a acariciarme. Esa noche hicimos dos veces el amor, si se puede llamar así, dadas las reducidas dimensiones de la jaula.

Nuestra Ama comenzó a venir a casa con una chica, ella tenia sus necesidades sexuales, claro. Era muy joven y linda, no tenían una relación 24/7, sino dos o tres días a la semana. Nos presento a ella como mascotas, lo que éramos. En alguna ocasión nos baños o nos ponía la cena y nos encerraba en la jaula por la noche. La verdad es yo estaba muy bien, me sentía feliz y creo que me he enamorado de Lyly, aunque echaba de menos las sesiones con mi Señora, nos hacia ver a la nueva sumisa cuando la tenia entre sus manos. Fue pasando el tiempo y cada vez tenía menos deseos de una sesión sado.
Así iba pasando nuestra vida y el tiempo. La nueva sumisa cada vez estaba más tiempo en casa, pense que podía ser mi sustituta, lo cual me apeno un poco.
Por fin se cumplió el plazo de los tres meses que me impuso mi Dueña. Encerro a Lyly en la jaula, yo estaba en el salón de la casa, me dijo que había llegado el momento y me pregunto que había pensado. Mire al suelo, no se por que, tarde unos segundos en contestar. La mire a los ojos y respondi solo con un ladrido. Ya estaba decidido. Me puesto el cinturón de castidad diciéndome que ya lo habia pasado bien y que ahora tenia que controlarme. Me ordeno escribir esto y esta esperando a que lo termine para llevarme junto a la otra perra.
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